
Casa Juan Sahara siempre ha sido un lugar especial, y no sólo por el emplazamiento en el que está situada la casa, sino también por la población que la rodea. Gente acostumbrada a sufrir unas condiciones de vida extremadamente duras, sobre todo cuando el calor alcanza los 54 grados a la sombra.
La pequeña Latifa es mi vecina, una niña que desde que la conozco me ha sorprendido por su increíble expresividad. Sus enormes ojos parecen querer absorber todo aquello que ocurre a su alrededor sin lamentarse de la vida que le ha tocado vivir. Espero que mi presencia pueda ayudar a mejorar su situación y la de otros niños que tengo como vecinos.